Dios es tu consuelo en medio de la tribulación.
Entiende que fuiste perdonado y despójate del peso del pecado que no te deja vivir la vida abundante que es en Cristo Jesús.
Clama a Dios y rinde tu corazón a Èl, porque Èl decidió sembrar en tu corazón cuando estabas en el desierto y esa semilla germinará para hacer algo nuevo en tu vida. Sólo tienes que anhelarlo y dejar atrás tu pasado.
En medio de tu desierto, Èl hizo camino para una vida nueva, enderezó lo torcido para que su gloria se comience a manifestar a través de ti y todos lo puedan ver.
Recuerda que la palabra de Dios permanece y la palabra profética que Dios estableció sobre tu vida permanece contigo dondequiera que te encuentres.
Sólo Tú decides si la aceptas, si la rechazas o si retrasas el cumplimiento de esa Palabra.
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